Apuntes necesarios para la nueva modalidad de trabajo que llegó para quedarse.
Con el paso del tiempo, la humanidad ha ido cambiando sus estructuras de vida y de relacionarse acorde con los avances que ha tenido la tecnología. En realidad, si echamos un vistazo atrás en el tiempo, el trabajo desde casa ha sido más la norma que la excepción. Al igual que la revolución digital ha propiciado la expansión del teletrabajo, la revolución agrícola del neolítico, acaecida hace unos 10.000 años, permitió que las sociedades de cazadores- recolectores dejaran de desplazarse en busca de alimento y pudieran cultivarlo o criarlo en sus casas. Al desarrollarse los asentamientos humanos, aumentó la división y especialización del trabajo. Los grupos sociales se empezaron a diferenciar teniendo en cuenta sus oficios entre otros. De hecho, los oficios que implicaban cierto nomadismo no estaban bien vistos, incluso se llegó a discriminar a quienes lo desempeñaban.
Al iniciar la Revolución Industrial se produjo una transformación del sistema productivo, con los consiguientes avances tecnológicos ya no era el comerciante quien iba a la casa del artesano por los productos, sino que este último se trasladaba a la fábrica, que en cierto modo era como la casa del comerciante, para trabajar en ella. Ello conllevó a que, con el surgimiento de las industrias, gran parte de los artesanos se convirtieran en obreros asalariados, quienes trabajaban en las grandes fábricas codo a codo con la mano de obra sin cualificar, principalmente campesinos empobrecidos que se trasladaban a los centros industriales, surgiendo así una nueva clase: el proletariado.
Al crecer la variedad de profesiones en la en la primera mitad del siglo XX creció proporcionalmente también la clase media urbana. Todo ello proporcionó que el mercado laboral creciera y se diversificara, pero como norma los empleados en su mayoría cumplían con una condición: trabajaban fuera de casa. Unos salían de sus viviendas para ir a las fábricas o a las explotaciones industriales, y otros se trasladaban al centro de las ciudades, donde se ubicaban las oficinas y los establecimientos comerciales. Ahora bien, no todos se incorporaron a este sistema. En su mayoría los pequeños comerciantes, los abogados, artistas, médicos y arquitectos que tenía su taller, tienda o despacho en su vivienda mantuvieron su modus operandi.
En la mayor parte de los hogares occidentales de la segunda mitad del siglo XX solo quedaron las amas de casa. Algunas, ya fuera por necesidad o interés (muchas mujeres habían sido expulsadas del mercado laboral tras haberse incorporado a él durante la Segunda Guerra Mundial), decidieron compaginar sus labores hogareñas con trabajos remunerados los cuales eran en su mayoría relacionados con las labores del hogar como coser, planchar, entre otras.
Por otra parte, también existía un tipo de empleo muy precario que actualmente sigue funcionando: las manualidades, donde empresas les pagaban a trabajadores para que, desde sus casas ensamblaran bisutería, armaran bolígrafos, montaran cajas, etcétera.
El Teletrabajo, Telecommuting o Home Office como actualmente se le conoce fue un término acuñado por el ingeniero de la Nasa Jack Nilles, quien sugirió que, si 1 de cada 7 estadounidenses no tuviera que desplazarse a su sitio de trabajo Estados Unidos no tendría necesidad de importar petróleo, esto fue en su pionero estudio Telecommunications-Transportation Tradeoff (1976).
De ahí en adelante el Teletrabajo fue blanco del debate público y en 1979 el Whashington Post publicó el influyente artículo “Working at home can save gasoline”.
Los defensores del Teletrabajo sumaron varias ventajas a su uso tales como la reducción de atascos, revitalización social y comercial de los barrios residenciales o ciudades dormitorio, el favorecimiento de la conciliación laboral- familiar y, por tanto, el acceso de la mujer al mercado laboral y la disminución de la contaminación. Pero estas son solo unas pocas de las ventajas asociadas a esta nueva forma de trabajo, entre otras podemos mencionar también:
Para los trabajadores:
- Menor estrés: El teletrabajo puede mejorar su nivel de vida al poder realizar el trabajo desde casa, un entorno de seguridad y bienestar emocional.
- Mayor flexibilidad de horario: Adaptación del horario de trabajo en función de las propias necesidades personales. Esto aporta un mayor nivel de respuesta para atender posibles imprevistos de última hora en la agenda.
- Reducción de gastos: Al evitar las comidas fuera de casa y el coste del transporte urbano permite un ahorro extra cada mes.
- Mayor productividad: El teletrabajo permite una mejor gestión del tiempo, al no tener que depender de factores externos como los atascos para ir y volver a la oficina, o los horarios del transporte público. Esta gestión del tiempo puede tener consecuencias muy positivas en su productividad, pudiendo aprovechar las primeras horas del día para sacar más cantidad de trabajo.
Para la Empresa:
- Menores costes. Permite reducir los costes de infraestructura en las instalaciones al poder ahorrar espacio.
- Mejores candidatos. Los procesos de selección de personal permiten conectar con mejores candidatos al poder establecer colaboraciones de trabajo a distancia.
- Reduce el absentismo laboral. Esta metodología de trabajo también reduce el absentismo laboral ya que el trabajador tiene una disposición de horario para gestionar su agenda de trabajo en beneficio de la conciliación laboral.
- Retención del talento. Desde el punto de vista corporativo, el teletrabajo fideliza a los profesionales más exigentes que valoran esta forma de colaboración como un ingrediente que mejora su calidad de vida.
- Mejora de objetivos. La empresa prioriza el trabajo por objetivos en lugar de seguir enfocando el valor en la gestión del tiempo. Y este cambio de mentalidad acorde a las necesidades del presente marcado por la revolución tecnológica, mejora la marca corporativa de la empresa y sobre todo hace aumentar la productividad de los empleados.
Sin embargo, existieron desde sus inicios los detractores de este sistema, por ejemplo, los sindicatos temían que los empresarios utilizaran el teletrabajo para reducir salarios, alargar la jornada laboral y eludir los costes sociales a través de la contratación de falsos trabajadores autónomos, estos argumentos aún se mantienen en debate en el presente y entre otras de las desventajas que se plantean están:
- Posible desvinculación emocional del trabajador con la compañía: Una de las consecuencias que se pueden dar a medio y largo plazo es que el trabajador pierda la vinculación y el engagement con su compañía. El hecho de no reunirse con sus compañeros y de no compartir un espacio común, hace que el trabajador pierda nexo, unión y referencia emocional con la compañía.
- Se elimina el ambiente laboral: Si todos los empleados van a teletrabajar, el ambiente laboral ya no es que se reduzca o merme, sino que se elimina totalmente.
- Dificultad para controlar al empleado: Cada vez más, el trabajo se mide por objetivos y resultados en lugar de por el número de horas que se pasan sentados, pero a día de hoy todavía hay empleos que no se pueden cuantificar de esta manera, como pueden ser los de atención al cliente.
- Dificultad para el trabajo en equipo: Cada vez son más las tareas y los trabajos que precisan de reuniones colaborativas entre sus trabajadores. Teletrabajar provoca que los empleados tengan mayores dificultades a la hora de reunirse si no existe un lugar físico en el que hacerlo. Puede hacerse de forma virtual, con videollamadas, pero no siempre es posible ni los resultados son iguales.
- Cambio en la cultura y organización de la empresa: La compañía, casi seguro, tendrá que dar un pequeño giro a su filosofía. La organización y la forma de gestionar la compañía podría cambiar y debe estar preparada para ello.
- Aislamiento: La falta de ese ambiente de trabajo y de la relación con otros compañeros puede provocar que el trabajador se acabe excluyendo y sintiéndose demasiado solo. El contacto humano sigue resultando fundamental.
- Descenso de la productividad: No es fácil ni sencillo generar un ambiente de trabajo en tu propia casa, ni todos son capaces de inspirarse en centros coworking. Como resultado el rendimiento del trabajador puede verse afectado.
- Reducción del aprendizaje: En cierta manera, el aprendizaje puede reducirse, ya que el empleado puede terminar realizando tareas mecánicas y rutinarias, o únicamente funciones de su entorno. El aprendizaje grupal y colaborativo, tanto profesional como personal, ya no tiene cabida aquí.
- Pérdida de la confidencialidad: Es uno de los grandes problemas y retos de las empresas actualmente. Los ciberataques continúan siendo uno de los grandes riesgos a los que se tienen que enfrentar las compañías. Muchos trabajos y algunas de las funciones que realizan los empleados, gestionadas desde fuera de la oficina, pueden poner en riesgo la confidencialidad de la compañía.
- Posible inversión y costos iniciales: Es muy probable que la compañía tenga que hacer una pequeña inversión. Costear equipos y formación no será barato inicialmente, pero bien es cierto que a largo plazo la recuperación será mayor.
A pesar de esas limitaciones, algunas compañías estadounidenses de renombre, como IBM, American Express o General Electric, se lanzaron a experimentar con el trabajo remoto en los ochenta. Una década más tarde, con la expansión de Internet y los ordenadores personales, el teletrabajo empezó a considerarse como una alternativa viable al trabajo presencial.
Pero no ha sido hasta que el COVID-19 hizo su entrada en nuestras vidas que el Teletrabajo no recibió el empujón que le faltaba para quedar instaurado de una vez y por todas en nuestras vidas. Con las restricciones de movilidad y ante la inminente paralización de la economía las empresas han encontrado como darle inicio a una nueva era del trabajo.
Ahora bien, con la implementación acelerada del teletrabajo tanto los teletrabajadores como sus administrativos han tenido que aprender sobre la marcha y prever el incremento de las enfermedades laborales, ya sea por la falta de infraestructura o por la no existencia de condiciones óptimas para el trabajo desde casa. Es por ello que al implementar esta nueva forma de trabajo es menester que se den una serie de garantías mínimas en materia de protección a los trabajadores.
La Organización Internacional de Trabajo -OIT- define teletrabajo como: “Una forma de trabajo en la cual: a) el mismo se realiza en una ubicación alejada de una oficina central o instalaciones de producción, separando así al trabajador del contacto personal con colegas de trabajo que estén en esa oficina y, b) la nueva tecnología hace posible esta separación facilitando la comunicación” (Bonilla Prieto et al., 2014)
Atendiendo a lo antes mencionado es preciso hablar de la Seguridad y Salud en el trabajo, la cual, según la OIT, es un principio de protección de protección de los trabajadores respecto de las enfermedades y de los accidentes de trabajo (Ibidem). Según estadísticas de la OIT cada año se producen unos 270 millones de accidentes laborales mortales y no mortales vinculados al trabajo y se estima que unos 160 millones de personas sufren enfermedades relacionadas con el trabajo, he ahí la importancia de analizar la correlación de este tema con la implementación del teletrabajo, pues la globalización y la expansión de los mercados laborales han hecho necesaria la incorporación de nuevas tecnologías y formas de comunicación, generando un impacto en la salud y seguridad en las personas que se desenvuelven en esta forma de organización del trabajo.
Ahora bien, para lograr una correcta implementación del teletrabajo en una empresa es preciso tener en cuenta tres aspectos fundamentales:
- La legislación vigente al respecto.
- El modelo organizacional que tiene la empresa con cargos y perfiles ajustados a la actividad que realizará el teletrabajador.
- La infraestructura y dispositivos que permitan la interacción entre los trabajadores y la coordinación de actividades.
(Dirección Central de Capital Humano, ETECSA, 2020)
Existe además un mínimo de competencias laborales que son necesarias para que un teletrabajador cumpla satisfactoriamente con sus funciones:
(Dirección Central de Capital Humano, ETECSA, 2020)
En resumen, con aparición e inclusión de estos fenómenos, surgen aspectos importantes tales como son las nuevas formas de relaciones laborales, organización del trabajo y condiciones de trabajo. Todos estos nuevos procesos generan en los trabajadores nuevos riesgos, que implican la aparición de enfermedades laborales, o el desencadenamiento de accidentes de trabajo. La literatura refiere que entre otras las principales afecciones que padecen los teletrabajadores son las relacionadas con el índole psicológico, aunque si no se garantizan las condiciones laborales necesarias pueden tener afecciones de orden ergonómico además.
Por ello no es sorpresa para nadie que las grandes transnacionales que emplean a los teletrabajadores desarrollen una serie de incentivos con el objetivo de mejorar sus condiciones laborales destacándose la aplicación de seguros de vida, salud y accidentes, plan de pensiones, descuentos en restaurantes o en gimnasios entre otros.
De la correcta gestión de estas habilidades o competencias por parte del empleado y de sus jefes se desprende una estrategia que abarca diagonalmente la experiencia del empleado como teletrabajador y los motivará a mejorar o no utilizando este esquema de trabajo u otro de manera híbrida.
Bibliografía
- Bonilla Prieto, L. A., Plaza Rocha, D. C., De Cerquera, G. S., & Riaño-Casallas, M. I. (2014). Teletrabajo y su Relación con la Seguridad y Salud en el Trabajo TT – Telework and its Relationship with Health and Safety at Work. Ciencia & Trabajo, 16(49), 38–42. http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718- 24492014000100007&lang=pt%0Ahttp://www.scielo.cl/pdf/cyt/v16n49/art07.pdf
- Chi-, P. M. (2019). Teletrabajo una propuesta de innovación en productividad empresarial.
- Dirección Central de Capital Humano, ETECSA. (2020). Implementación de la Modalidad de trabajo a distancia en ETECSA. La Habana.
- El Teletrabajo: Una opción en la era digital. (2010). Observatorio Laboral Revista Venezolana, 3(5), 93–109.
- López, N. W., Pérez-Simon, M. C., Nagham-Ngwessitcheu, E. G., & Vázquez-Ubago, M. (2014). Teletrabajo, un enfoque desde la perspectiva de la salud laboral. Medicina y Seguridad Del Trabajo, 60(236), 587–599. https://doi.org/10.4321/s0465- 546×2014000300009
- Hernández Sampieri, R., Fernández Collado, C., & Baptista Lucio, P. (2014). Metodología de la Investigación (6ta Edición).
- Verano Tacoronte, D., Suárez Falcón, H., & Sosa Cabrera, S. (2014). El teletrabajo y la mejora de la movilidad en las ciudades. Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de La Empresa, 20(1), 41–46. https://doi.org/10.1016/j.iedee.2013.03.002